ELABORACIÓN

1. Ponemos los garbanzos en remojo la noche anterior con un puñado de sal y una pizca de bicarbonato.
2. Ponemos los garbanzos a cocer en agua con la hoja de laurel y la sal. Hay que cocer a fuego medio sin cortar el hervor (para que no endurezcan) hasta que estén tiernos. Se puede hacer en la olla a presión.
3. En una cazuela con aceite de oliva hacemos un sofrito con la cebolla, el pimiento y los ajos, todo picado. 
4. Cuando esté todo pochado ponemos el pimentón. 
5. Rehogamos un minuto y ponemos los garbanzos ya cocidos y escurridos con la hoja de laurel, la patata pelada y troceada y el bacalao. 
6. Cubrimos con agua (usamos la de la cocción de los garbanzos y si quieres un poco de agua de desalar el bacalao).
7. Hay que esperar que dé todo un buen hervor para que se combinen los sabores. Probamos de sal y añadimos pimienta molida y perejil picado. El guiso está más rico bien asentado, incluso de un día para otro.