Unas lonchas de mozzarella o cualquier queso fresco a tu gusto
Rodajas de tomate
Salsa pesto verde
ELABORACIÓN
Cocemos las patatas con su piel hasta que queden tiernas pero enteras, sin que lleguen a cocer tanto que se les rompa la piel. Las dejamos enfriar y las pelamos. Cortamos en rodajas más o menos gruesas según el tamaño que tengan.
Para montar el plato ponemos en la base una rodaja de patata, un poco de pesto y una rodaja de tomate fina.
Seguimos con la rodaja de queso, patata, tomate y queso, hasta terminar con una rodaja de patata.
Las capas se van ‘pegando’ con un poquito de pesto, pero sin pasarnos para que el plato no empalague demasiado.
Coronamos con una buena cucharada de pesto que servirá de ‘salsa’ al conjunto del plato.
Esta salsa en la parte superior no la ponemos hasta que no vayamos a servir, para que el plato no se deteriore.
Mientras tanto mantenemos la milhoja en la nevera, para servirla finalmente bien fría.
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